El Congrés d’Habitatge que queremos

El movimiento por la vivienda catalana está en pleno proceso de preparación de un segundo Congreso, pero está costando avanzar en un ambiente marcado por la desconfianza y la confrontación. Mientras, los precios de los alquileres no paran de subir, la sangría de los desahucios continúa y los casos represivos se acumulan. Continuar malgastando tiempo y energías es un lujo que no podemos permitirnos. En este breve escrito, desde el Sindicat de Barri del Poble Sec ponemos 4 principios sobre la mesa que pensamos que deberían guiar este proceso de rearme estratégico y organizativo. Esperamos que esto contribuya a esclarecer posiciones y facilite tomar decisiones colectivas desde el respeto y el reconocimiento mutuo.

1. Autonomía: construimos un espacio propio e independiente, no subordinado a ningún partido u organización externa.

Las sindicalistas en el ámbito de la vivienda debemos poder conformarnos como sujeto colectivo a partir de nuestras experiencias y luchas compartidas. Queremos tener voz y agenda propia para que nadie hable ni decida por nosotros. Sólo en base a un poder sindical autónomo podremos relacionarnos en condiciones de igualdad con otras organizaciones y movimientos afines. En particular, rechazamos un sindicalismo supeditado a vanguardias autoproclamadas.

2. Democracia interna: las militantes decidimos sobre las estrategias y tácticas del movimiento mediante mecanismos y canales formalizados y transparentes.

Necesitamos dotarnos de espacios y procesos de trabajo y de toma de decisión que sean proporcionales y representativos, geográficamente y por militancia, de los distintos nodos del movimiento. Estas estructuras deben rendir cuentas y poder ser fiscalizadas por parte de la militancia mediante protocolos y mecanismos preestablecidos. En la informalidad opera un poder que escapa del control democrático.

3. Confederalismo: los colectivos nos asociamos libremente en los términos que acordamos mutuamente.

Queremos avanzar en un proceso de agregación organizativa desde abajo, en el que las bases seguimos siendo las protagonistas. Centralizamos las herramientas, recursos y decisiones que consideramos que nos permiten ganar en efectividad y fuerza colectiva. Construimos unas estructuras organizativas que abarquen todo el país, pero que mantengan su fuerza de gravedad a pie de calle.

4. Sindicalismo revolucionario:  luchamos por mejorar nuestras condiciones de vida inmediatas, pero también por acabar con el capitalismo patriarcal y racista.

El sindicalismo es una herramienta de autodefensa colectiva frente a las opresiones y explotaciones que padecemos y que tienen unas causas estructurales. Para afrontar nuestros problemas de raíz, debemos contribuir a la conformación de una fuerza revolucionaria capaz de cambiar el estado actual de las cosas. Empujamos en esta dirección desde la lucha por la vivienda.

Creemos que estos 4 principios pueden guiarnos hacia una unidad estratégica y política de la mano de la unidad de acción y las estructuras compartidas. Difícilmente podremos acordar unos objetivos claros y realizables si no vamos construyendo progresivamente las estructuras de apoyo mutuo que permiten multiplicar nuestras fuerzas locales. Necesitamos generar confianza, un hábito de trabajo conjunto, un compañerismo a través del trabajo del día a día, de los acuerdos, de compartir herramientas y recursos. Recordemos que sólo nos tenemos a nosotros.