El pasado 15 de noviembre echaron a una vecina y su hija para reformar el piso y poder revenderlo a un precio mucho más elevado. Llevaban quince años viviendo en la finca de la calle Margarit número 25 y ahora se ha quedado sin hogar. La empresa, Novert Negotial SL. con Alon Ozer Yunger como responsable del negocio, ha hecho que nuestra vecina haya tenido que marchar del barrio.

Antes de que llegara el propietario actual, la finca ya había pasado por cinco propietarios distintios desde el año 2001, entre ellos la SAREB (conocido como el Banco Malo). Estas empresas se dedicaban a la especulación pura y dura hasta que el negocio se fue a pique gracias a la crisis. Ozer Yunger adquirió la finca en enero de este mismo año y, enseguida empezó a echar las arrendatarias, todas ellas personas con contratos precarios y de corta duración.

Alon Ozer Yunger es uno de los típicos tiburones que se dedica a especular con las casas de la gente. Figura como responsable de ocho empresas, todas ellas relacionadas con los sectores financiero, inmobiliario, hotelero y turístico. Parece que detrás de estas empresas se esconde algún fondo de inversión internacional. En este sentido, esta finca es un ejemplo claro de aquello que está pasando en Poble Sec. Un barrio que ha podido sobrevivir al «boom» inmobiliario de finales de los 90 y principios del 2000 y que ahora se ha convertido en objeto de codicia del capital internacional.

En el barrio hay centenares de casos como este. Los más extremos se traducen en desahucios y familias en la calle de un día para el otro. Somos víctimas de un negocio mezquino que desplaza los pobres que viven aquí y cultiva negocios para ricos extranjeros. A este tipo de proceso se lo denomina gentrificación. Sea por miedo o por no saber qué hacer lo vivimos aisladas, en silencio.